Venezuela, en este año electoral de resultado incierto, ha experimentado una mejora económica después de años de dificultades financieras. En su último estudio, la firma Ecoanalítica -un monitor muy consultado por la prensa especializada para analizar el comportamiento de la economía local por la falta de datos del Banco Central de Venezuela- calcula para la nación una tasa de crecimiento de 4,2% para 2024. La tendencia se fundamenta en las mejoras en el comercio y los servicios, empujadas por el sector petrolero y la minería, además del crecimiento de sectores como el del procesamiento de alimentos y de la producción farmacéutica, en un contexto económico en el cual se han venido normalizando las relaciones del Gobierno chavista con el sector privado.
El sector energético, el motor del país, observa una mejoría respecto a épocas anteriores. Aunque se encuentra lejos de los 2,5 millones de la época del boom petrolero, a día de hoy sirve 820.000 barriles, 70.000 más que hace un año y casi un 20% más que hace dos años. Resulta cierto también que las sanciones internacionales impuestas por la Casa Blanca han impedido hacer despegar todavía más esta cifra. Asdrubal Oliveros, director de Ecoanalítica, afirma que el Gobierno de Maduro ha tenido cierto éxito en la estrategia para controlar la hiperinflación desatada en 2018, y que este año puede estar promediando 50%, tras haber ejecutado, sin anunciarlo, un severo ajuste fiscal y económico. “El Gobierno dispone de más dinero, ha ido aumentando sus ingresos, pero el gasto público sigue siendo muy inferior a los niveles de otros años.”
Oliveros pondera la estabilidad cambiaria de estos meses, aunque teme que las tensiones políticas que puedan avecinarse produzcan algún tipo de ajuste, en virtud de la sobrevaluación del tipo de cambio, con su correspondiente impacto inflacionario. Los cálculos de Econalítica tienden a parecerse al de otros economistas, que pronostican para el país crecimiento y descartan el desarrollo de una nueva agenda estatista. “Lo que nos jugamos en Venezuela en estas elecciones quizás sea la velocidad con la cual Venezuela pueda salir de la crisis”, afirma Asdrúbal Oliveros.
Las zonas de crecimiento económico que se observan no son regulares ni abarcan todos los estratos, sino más bien son muy específicas en el mapa nacional, centrando su impacto en el eje Caracas-Valencia, algo en la región zuliana, Puerto la Cruz, la isla de Margarita y quizás Barquisimeto. Densas zonas de la Venezuela profunda están aún hundidas en la depresión económica y la grave crisis de los servicios públicos. La pobreza de ingresos en Venezuela afecta en este momento al 85% de la población, más del doble de su promedio en décadas anteriores.
Otros analistas, sin embargo, consideran que estos datos positivos resultarían satisfactorios en cualquier otro contexto económico, pero que son insuficientes para una economía como la venezolana, necesitada urgentemente de crecer a dos dígitos por varios años para volver a ser lo que era. Venezuela tiene en este momento una alta capacidad ociosa en sus industrias, un sector petrolero averiado, un mercado muy achicado por la diáspora y la destrucción de la capacidad de compra de la población. Ausentes del mapa del crecimiento, o apenas con un rasgo testimonial, los tradicionales motores de una economía como la venezolana, en este caso la construcción y la manufactura.
A pesar de la desazón por la economía, las expectativas a corto y mediano plazo para la economía venezolana son positivas, e incluso llegarían a ser óptimas, según afirman todos los observadores económicos, en caso de que se concrete una transición a la democracia y el país pueda restablecer, sin sanciones, sus relaciones con la comunidad financiera internacional, accediendo a créditos y préstamos para emprender la reconstrucción.
La mejora de la economía también podría concretarse si Maduro retiene el poder, afirma Ecoanalítica, aunque sería más modesta, a su juicio. Es probable que la administración chavista haga lo posible para captar capitales y obtener licencias, buscando espacios para negociar y ser aceptada en la comunidad financiera. El impacto, sin embargo, sería bastante más limitado en materia de inflación y crecimiento.
“El punto de partida para evaluar la potencia del crecimiento de la economía venezolana es la calidad del resultado electoral”, observa Luis Oliveros, decano de la Facultad de Economía de la Universidad Metropolitana. “De eso dependen muchas cosas. En manos de Nicolás Maduro veo la economía creciendo también, no como crecería si el poder llegara a tomarlo la oposición, pero sí creo que la producción de petróleo puede seguir aumentando en un contexto en el cual las sanciones sigan flexibles y se otorguen licencias individuales para explotar los campos petroleros venezolanos. El problema es qué pasa si los resultados electorales no son robustos, si las cosas no van bien, si se endurecen las sanciones y la comunidad internacional le cierra la puerta a Venezuela” afirma el economista.
“La remuneración al trabajo en 2024 termina siendo apenas el 10 por ciento del PIB, cuando en un año como 2010 superaba en 40 por ciento del total de la economía”, explica el economista Rodrigo Cabezas, profesor de la Universidad del Zulia y exministro de finanzas para ilustrar la destrucción del valor del trabajo. “El crecimiento del PIB durante 2022-2024 no solo es moderado respecto a la comparación con la pérdida del 75% del total de la economía en los años de Maduro, sino que además es muy desigual por sectores”.
Cabezas no es tan optimista al evaluar el futuro de Venezuela en manos de Nicolás Maduro. “Agravaría la crisis venezolana. El leve alivio de la economía, producto de las licencias estadounidenses a la producción petrolera y el aumento de las importaciones, se paralizaría. La verdad es que un crecimiento económico sostenible solo es posible con un cambio político que recupere los niveles de inversión necesarios para crecer.”
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