Por Alejandro Santos
No existe absolutamente nada sobre la tierra que permanezca perfectamente estático, mucho menos en la dinámica de la sociedad y los poderes públicos.
Para las elecciones de 2020, cuando fue electo por primera vez el Presidente Abinader, estuvo condicionado a hacer alianzas al interior del PRM, lo mismo hizo con otras organizaciones políticas y de la sociedad civil.
En la alianza al interior de su partido, Abinader tuvo que conceder una cuota importante de posiciones al sector de Hipólito Mejía, quien solo obtuvo el 21,17% de los votos en la convención para la candidatura presidencial de 2020. Asimismo, le asignó funciones relevantes a integrantes de la Marcha Verde y a otras organizaciones sociales.
Para el proceso electoral de 2020, el PLD en el gobierno parecía improbable que perdiera el poder. Tuvo que suceder una cadena de eventos para crear las condiciones que terminaran con los 20 años de dominio del PLD.
Dentro de la cadena de eventos que favorecieron el triunfo de Abinader en 2020 se encuentran: la movilización social contra la corrupción y la impunidad, protagonizada por la Marcha Verde, la unificación del PRM, la división del PLD, y la alianza parcial con Leonel Fernández y su nuevo partido, la Fuerza del Pueblo.
De igual manera, el Presidente Abinader contrajo compromisos con cada sector político y social de la alianza, viéndose condicionado a compartir su gobierno.
Ahora las cosas han cambiado. Para ganar las elecciones de 2024, Abinader no se encontró con la necesidad de repetir las mismas alianzas; esta vez se dio a la tarea de agenciarse el apoyo de los pequeños partidos que antes pactaron con el PLD. También logró, por medios de “diversas artes”, el apoyo de alcaldes, diputados y dirigentes de la oposición.
El Presidente Abinader, al ganar las pasadas elecciones presidenciales, congresuales y municipales con un margen altamente holgado, se puede inferir que tiene todas las libertades para conformar un nuevo gabinete a su total voluntad.
La población dominicana tiene la esperanza y la exigencia de que el presidente Abinader debe renovar su gabinete, no solo limitarse a hacer rotación. Se espera que diversas áreas experimenten cambios, que se designen funcionarios más aptos para enfrentar la problemática dominicana y que sean más eficientes en sus funciones.
Algunas sombras que envuelven al gabinete actual están relacionadas con la cuota de poder que Abinader asumió al interior del PRM y con otros sectores.
Lo que se espera del nuevo período de gobierno de Abinader es que se corrijan las ineficiencias de algunas dependencias del gobierno y que se coloquen personas al frente de los ministerios y demás organismos del gobierno, no por “amarres circunstanciales”, sino por su capacidad y honestidad, acorde a las expectativas que tiene la sociedad dominicana del nuevo gobierno de Abinader.