Mientras muchos influencers financieros en redes sociales insisten en invertir agresivamente en acciones, criptomonedas o startups, el multimillonario Mark Cuban tiene una respuesta mucho más simple — y sorprendente — sobre qué hacer si tuvieras $100,000 disponibles.
En una entrevista con Forbes en 2010, Cuban, conocido por su papel en Shark Tank y por haber vendido Broadcast.com a Yahoo por miles de millones en los 90, dijo:
“Primero, pago todas mis deudas de tarjetas de crédito y evalúo pagar cualquier otra deuda que tenga. Lo que me queda, lo pongo en el banco”.
El poder de tener efectivo disponible
Para Cuban, tener liquidez no es para ganar intereses, sino para estar preparado. Explica que cada cinco años aproximadamente, el sistema financiero entra en crisis o se presentan oportunidades únicas, y tener efectivo te permite aprovecharlas.
Su razonamiento tiene sentido cuando se repasa el historial:
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2025: crisis en bienes raíces comerciales, inflación persistente.
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2020: pandemia, caída bursátil, estímulos masivos.
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2015: desplome del petróleo, caída del mercado chino.
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2010: secuelas de la crisis de 2008.
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2000: estalla la burbuja puntocom.
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1995: inicio del boom tecnológico.
“Cualquiera que mantuvo su efectivo en el banco en lugar de en acciones durante los últimos 10 años pudo haber comprado la casa de sus sueños a mitad de precio”, señaló Cuban.
Una mentalidad pragmática
Su estrategia es frugal pero aguda. Después de pagar deudas, recomienda comprar productos esenciales en volumencomo “pasta de dientes y sopa”. Según él, eso te puede generar un retorno garantizado del 30% al 50%, algo que pocos activos ofrecen con certeza.
Pero lo más importante es la paz mental. Como dijo Cuban:
“El efectivo es rey… y funciona mucho mejor que el Ambien cuando quieres dormir bien cada noche.”
¿Está equivocado Cuban?
Depende de a quién le preguntes. Pero su punto clave no es evitar la inversión, sino estar listo para invertir cuando los demás están desesperados.
En tiempos de incertidumbre y alta volatilidad, tener liquidez no es perder una oportunidad, sino prepararse para aprovechar la mejor. A veces, la jugada más inteligente no es moverse rápido… sino saber esperar.